A orillas del Duero bajaba mi alma a beber. A orillas del Duero, allí me enamoré, entre su magia,sus acordes y mi sed de sus labios de café. A orillas del Duero era, era yo,era ella. Casi eternos como piedra, trepando nuestros cuerpos como la hiedra.
oinsssssssssssssssssssssssssss!
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