jueves, 10 de julio de 2014

Conductismo


Tú me conoces.
Conoces al proyecto de miles de días en una carne,
Hecho un solo hombre.
Esculpido por un aparente cincel eterno,
que modificará mi cuerpo y aquello a lo que acusamos de alma, 
hasta que se me caiga la ultima hoja de vida,
ya más parda que exclamando el intenso verde de los veintitantos.

Cual carruseles,
puñados de estaciones,
pasaron una y otra vez por mi,
y por mi entorno, repetidamente.
Entregándole forma a lo que hoy crees que soy,
lo que incluso yo,
rotundo y definitivo, afirmaría ser.

Resabido tengo que me amas,
de un modo que alardea de mímica
si tomamos mi manera de querer de referente.
Es decir,
que aun conociéndote las telarañas,
y siendo completo desconocedor, literalmente,
de como cada segundo te ha tallado:
Alojándote ese sentir,
o dándole atractivo a tu cintura,
admiro y acepto lo que tú ,
como un todo,
como poesía con apellido y nombre,
me haces sentir a mi,
como un tuyo, eternamente mío.


Rubén G.Barreiro